LEMA PASTORAL 2024
"LLEVEMOS LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO A LA GRAN CIUDAD"
La alegría del Evangelio se renueva y se comunica
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”. (Evangelii Gaudium, 1)
El 25 de noviembre de 2023 y el 6 de enero de 2024, la Iglesia de Santiago impulsó un nuevo proceso de reflexión y discernimiento sinodal1. Como fruto de esas jornadas, se optó por dos opciones claves para impulsar la pastoral de este año 2024. Y, a la vez, se propuso continuar el discernimiento con el propósito de construir las orientaciones arquidiocesanas de modo corresponsable y sinodal:
Las dos opciones pastorales son:
• Cristo en la gran ciudad. Salir al encuentro de las personas: jóvenes, pobres, familias y mundo digital.
• Habitar la vocación cristiana y revisitar la misión laical en la gran ciudad.
Ambas opciones son inspiradoras del lema que presentamos: “Llevemos la alegría del Evangelio a la gran ciudad”.
Se trata, sin duda, de ecos del proceso de discernimiento sinodal al cual nos invitó el Papa Francisco. Ellos están resonando con fuerza en nuestra misión pastoral y nos animan y exigen a movilizarnos con fe y creatividad a la evangelización de Santiago.
Como Iglesia estamos al servicio de los hombres y mujeres que habitan la ciudad, nuestra vocación cristiana nos invita y desafía a “abrirnos a nuevas experiencias, estilos, lenguajes que puedan encarnar el evangelio” (DA 517d) en ella.
Ante este desafío, nos preguntamos: ¿cómo podemos salir hoy al encuentro de las personas? La respuesta la encontramos en Él, el anunciador del Reino, fijando nuestra mirada en quien ha salido a nuestro encuentro de múltiples maneras. Los evangeliosnos muestran como recorría las aldeas y los pueblos buscando entablar un diálogo con la gente de su tiempo, a la escucha de sus anhelos e inquietudes, preocupado siempre por los más abandonados y excluidos. Queremos seguir su mismo camino (Cf. Mc 1,38; Mt 4,23; Mt 9, 35-38; etc.).
La misión de toda persona bautizada tiene este dinamismo constante: estar continuamente recorriendo, saliendo al encuentro de las personas allí donde nos encontramos. El salir y recorrer nos ayuda a reconocer, a observar con los ojos de Jesús (no sólo mirar) nuestros barrios que están en una transformación constante.
La ciudad es nuestro contexto natural y es allí donde estamos convocados a andar como una Iglesia viva, alegre y comprometida. Para estrenar nuevos caminos evangelizadores y nuevas formas de anunciar el Evangelio de Jesucristo.
“Yo hago nuevas todas las cosas” (Ap 21,5)
La cita del Apocalipsis “Yo hago nuevas todas las cosas” ilumina nuestro caminar. Dios mismo nos habla en primera persona invitándonos a contemplar su obra creadora en la nueva Jerusalén, la ciudad de la comunión fraterna.
Él hace nuevas todas las cosas. ¿Lo vemos? A veces no lo notamos porque estamos más atentos a lo que se marchita y muere, que a lo que brota. O porque estamos más pendientes de lo viejo que de lo nuevo. Las experiencias negativas en la ciudad no pueden imposibilitarnos de ver la fuerza del amor, la esperanza y la caridad que surgen cada día en los hombres y mujeres de nuestro tiempo.
Tenemos la oportunidad de mirar nuestra ciudad con los ojos de Jesús, atentos a nuestro entorno, contemplando el latir de Dios en cada rincón de Santiago. Dejemos que el Espíritu nos guie e impulse para hablar en su nombre, y anunciar su palabra de vida en la hora actual.
¡Caminemos junto al Señor quien hace nuevas todas las cosas!